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Entrada artículo blog bajo el título "Una nueva cultura" | imagen detalle de una gota de agua sobre la hoja de un árbol

Una nueva cultura

Hace unos días recibí la invitación al acto de presentación de una nueva Cátedra creada por la Universidad Miguel Hernández, la Cátedra de Responsabilidad Social de la Empresa y Sostenibilidad, puesta en marcha con el apoyo de la empresa ilicitana Polo Club, que tendrá lugar el próximo 26 de abril a las 19 horas. Me parece una iniciativa muy interesante -y por supuesto procuraré asistir a ese acto, en el que además intervendrá como invitado principal un orador brillante y buen amigo mío, el profesor Carlos Andreu-, que me brinda hoy la oportunidad de reflexionar sobre una cuestión tan fundamental: las empresas y su responsabilidad social.

"Parece que nos hemos acostumbrado a convivir con el paro, y hemos vuelto a tener en España más de 3 millones de parados."

Es indudable que España ha progresado extraordinariamente en las últimas décadas. Nuestro país es hoy una nación avanzada, con un alto nivel de desarrollo industrial y tecnológico, con exigentes estándares en la protección de los derechos humanos, y que sin duda ha avanzado muy decisivamente en la protección de los colectivos más vulnerables. Pero todas esas conquistas no pueden hacernos perder de vista que seguimos teniendo enormes retos pendientes, y que nuestros niveles de cohesión y protección social continúan siendo muy lejanos a los de los países más prósperos de Europa, como Alemania o Austria.
Por ofrecer tan sólo algunos datos, un 8,3% de la población española padece pobreza material severa. Parece que nos hemos acostumbrado a convivir con el paro, y hemos vuelto a tener en España más de 3 millones de parados, lo que supone un 13% de la población activa: es decir, una de cada seis personas que quiere trabajar no puede hacerlo (por no hablar de los bajos salarios y del impacto de la inflación, factores que impiden a no pocas familias llegar a fin de mes). Las personas con discapacidad continúan excluidas de la sociedad, como refleja su bajísima tasa de empleo, que es sólo del 25%. Y un problema que se ha agudizado en los últimos años es la dificultad de acceso a la vivienda; un informe que tuve ocasión de leer recientemente pone de manifiesto, entre otros datos significativos, que el precio de la compra de vivienda se incrementó en un 8% en el 2021 con respecto al año anterior, que el precio medio del alquiler de vivienda supera en un 30% el Salario Mínimo Interprofesional o que en 2021 se produjeron más de 40.000 desahucios, un 70 de ellos derivados de la imposibilidad de pagar el alquiler. Finalmente, no debemos olvidarnos de que vivimos en una sociedad global, y que otras zonas del mundo viven situaciones de extrema pobreza, hambre o guerra, y por eso muchas personas llegan a nuestro país desde otros continentes en busca de una vida mejor, con todas las dificultades que supone un proceso migratorio.
Imagen artículo blog bajo el título "Una nueva cultura" | imagen que muestra temporeros recogiendo fruta en el campo

Naturalmente, los poderes públicos tienen la responsabilidad principal en la solución de los problemas sociales. Principal, pero no exclusiva. Contribuir a mejorar la sociedad y atender a los demás, a nuestros conciudadanos, especialmente a los que más lo necesitan, es tarea de todos. Por ello, como recordé ya en un artículo anterior, entre los Objetivos de Desarrollo Sostenible proclamados por la Organización de las Naciones Unidas, hay uno, el 17, que se refiere a la generación de alianzas: la colaboración entre las instituciones públicas, las empresas y las entidades de la sociedad civil para avanzar en la construcción de una sociedad más inclusiva e igualitaria.

Concretamente, las empresas tienen un papel central en la sociedad. Resultan incomprensibles las críticas generalizadas a las empresas privadas, o a ciertos empresarios de éxito, que a veces se escuchan desde posiciones ideológicas extremas, pues -al margen de que la libertad de empresa es un derecho fundamental garantizado por la Constitución- sin las empresas privadas no sería posible el crecimiento y la creación de empleo. En este sentido, hablar de responsabilidad social no es otra cosa que hacer conscientes a las empresas de su misión y de su papel social. No se trata de que desarrollen una actividad distinta a la que les corresponde en el entramado social -ofrecer bienes y servicios al mercado a cambio de una contraprestación dineraria-, sino de que lo hagan conscientes de los objetivos sociales a que deben servir: promoviendo los derechos humanos y protegiendo el medio ambiente, impulsando la inserción laboral de personas con mayores dificultades de acceso al empleo o en riesgo de exclusión, reinvirtiendo una parte de sus beneficios sociales en la ayuda a colectivos vulnerables o en la cooperación con países más desfavorecidos.

Imagen artículo blog bajo el título "Una nueva cultura" | Imagen de tres jóvenes debatiendo ideas en la pizarra de clase
Imagen artículo blog bajo el título "Una nueva cultura" | imagen que muestra a una joven estudiante saliendo de un examen
Por ello, la responsabilidad social no puede ser un elemento decorativo -no se trata de dar algo de limosna con lo que sobra-, sino un elemento integrante de la estrategia general de la empresa. Una nueva cultura, que ha de impregnar todas las tareas de la empresa, y que ofrece además a los clientes una razón decisiva para confiar en ella. Porque no sólo hace un buen trabajo -ofrece un producto o servicio de calidad-, sino que además hace bien su trabajo. Estoy convencido, por ello, de que la responsabilidad social va a ser cada vez más un factor decisivo de la competitividad de las empresas, y en consecuencia también un nuevo horizonte de desarrollo profesional para muchas personas, especialmente para los jóvenes que ahora concluyen sus estudios universitarios.

En Elche contamos con empresas modélicas por su responsabilidad social. Pero queda mucho por hacer para extender esa nueva cultura a todas las empresas, y para fortalecer el papel de esos aliados fundamentales. Por ello, concluyo estos párrafos expresando mi felicitación a la Universidad Miguel Hernández de Elche y Polo Club por la puesta en marcha de esta nueva iniciativa, que estoy convencido de que contribuirá a sensibilizar a las empresas y a ofrecerles los instrumentos y la formación necesarias para emprender este camino.

Autor: Antonio-Luis Martínez-Pujalte, Profesor Titular de Filosofía del Derecho de la UMH.
(Artículo publicado en el Diario Información el 17 de abril de 2023).

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